Carlos Alsina

 

Sus artículos

 

Curriculum
Puestas en escena
Su Dramaturgia
Sus Artículos
Actividad Docente
Estudios sobre su obra
Contacto
Volver a Sus Artículos

 

EL TEATRO TUCUMANO

El quehacer teatral tucumano posee una realidad muy rica e interesante. Son tres las fuentes que, actualmente, la produce: los teatros independientes, la Universidad Nacional de Tucumán y el Teatro Estable de la Provincia.

Esta ferviente actividad llega a concretar en el zenit de la temporada (Julio) entre 20 y 25 espectáculos contemporáneamente. Es que la historia y el presente teatral de Tucumán están jalonados, desde comienzos del siglo XX, por un continuo e inclaudicable hacer. A los primeros elencos filodramáticos, siguió el radioteatro y, en los años 40, la aparición de los primeros grupos independientes. El aporte de algunos de ellos como “Nuestro Teatro” (1968) dieron, a la actividad teatral, un impulso y una mística relevantes. Se estrenaron allí importantes piezas de la dramaturgia universal ytambién allí surgió el germen de una dramaturgia propia. Hoy el teatro independiente produce la mayor cantidad de estrenos.

La Universidad aportó, en los años 60-70, la existencia del Teatro Universitario que escenificó variados textos y marcó a toda una generación de espectadores. Actualmente co-produce espectáculos con elencos independientes.

El Teatro Estable de la Provincia (1959) dotado de un elenco de actores contratados, desarrolla una intensa actividad hasta nuestros días con un promedio de 4 producciones anuales.

La formación sistemática y técnica de actores posee, además, un vital desarrollo. En 1982 comienza ese proceso con los cursos organizados por la Asociación Argentina de Actores, bajo el influjo metodológico de Raúl Serrano, teatrista nacido en Tucumán. En 1984 la Universidad crea la carrera de Teatro lo que constituye, desde entonces, un importante aporte para el teatro local. Asimismo capacitados maestros, desde el hacer independiente forman, sin interrupción, a camadas de futuros teatristas.

Sin embargo, y acompañando esa prolífica producción, una profunda tensión surca el pasado y el presente del teatro tucumano (y de la cultura local, en general) y condiciona su futuro: la continua e histórica contradicción entre el “embudo” y la periferia, hoy como nunca exacerbada por la presión del “embudo” que busca imponer un modo único de pensar y modelos a repetir irradiados desde el “centro”.

Esta lucha diaria entre la resistencia cultural de la periferia (o de algunos de sus sectores, mejor dicho) para no ser fagocitada por la potente succión del “embudo”, representado por otras realidades culturales que tienden a imponer la repetición de modelos, sean ellos de otras regiones culturales nacionales o pertenecientes a los países “centrales”, es la que condiciona la vitalidad y la auténtica riqueza del teatro tucumano.

Resulta obvio, pero necesario, recordar que los modelos en la medida que se repiten se degradan. Más aún los artísticos.

Quienes hacemos teatro sabemos que no todo movimiento es acción. No se trata de hacer por hacer, de moverse por moverse. El hacer que posee un objetivo y una finalidad es el que transforma y crea la posibilidad de construir una subjetividad genuina sea personal o social.

Las clases dirigentes tucumanas, de raquítico presente, han logrado imponer hacia “abajo” un modo de pensar que no suele reconocer, proteger o estimular a los creadores locales. Para esos sectores “dirigentes” sólo lo que se hace “afuera” es de calidad. El conocido y tan patético “cholulismo”.

Quizás no se trate de establecer una falsa contradicción chauvinista, sino de entender que sólo la consolidación deuna cultura crítica (por lo tanto propia) en oposición a una cultura acrítica (estimulada por la repetición sin cuestionamientos de modelos ajenos)puede ayudar al desarrollo y a la formación de una identidad cultural sólida y rica.

Cuando el teatro tucumano re-presenta a los tucumanos (también seres humanos, claro) así ponga en escena, con una mirada propia, autores no locales y deja de deslumbrarse por los rumores del puerto o el espejismo de la decadente París, adquiere carácter universal. Hay una realidad exuberante que rodea a los creadores locales.

Después de todo Macondo, comparado con Tucumán, resulta ser una pálida Ginebra.

DESTACADO

Es la dramaturgia, en el fugaz arte teatral, la que suele permanecerpor su condición de escritura. Y por lo tanto es un factor importante para registrar las vicisitudes de una sociedad.

¿Existe una dramaturgia constante específicamente tucumana? Creo que sí y que es relativamente joven. Reconoce su comienzo en el aporte de Oscar Quiroga, en los 70-80, con sus personajes de hablar tucumano y sus obras “El inquilino”, “El guiso caliente”, “La María Super Chou” entre muchas otras, continúa con Carlos Alsina, con “Limpieza” (sobre el caso de los mendigos arrojados por Bussi) “El sueño inmóvil” (Premio casa de las Américas 96, sobre la tragedia de las repeticiones) “Esperando el lunes”, “Desde el andamio”, etc. y se consolida con el aporte actual de jóvenes autores (Martín Giner, Montilla entre otros) que suman, talentosamente, a ese proceso identitario.

Carlos Alsina.

 

Volver a Sus Artículos